Café filosófico 9: El ser humano: bueno o malo
Escrito por Mª Sagrario ROLLÁN ROLLÁN, sábado 12 de enero de 2013 , 19:11 hs , en CAFÉ FILOSÓFICO

CAFÉ FILOSÓFICO 9

(2 2º EDICION)

EL SER HUMANO ¿ES BUENO O ES MALO?

18 de diciembre de 2012

 

Tras ofrecer a cada uno de los miembros de Café una galleta de chocolate, tuvo lugar el primer experimento. El grupo estaba compuesto por ocho personas y en la bandeja sólo había nueve galletas. Por ello, al ser conscientes de que uno de los sujetos quedaría sin probar una (a pesar del delicioso bizcocho de chocolate, cortesía de Luisa, que acompañaba la tertulia), en todas las mentes se instaló el pensamiento de “compartir”. Y así tuvo lugar el primero de los vídeos del Café (“Experimento Comparte. Acción contra el Hambre”), que consistía en mostrar la generosidad de l@s infantes a la hora de compartir su comida. Pero, ¿es bueno el ser humano por naturaleza, como inspira este vídeo, o es, por el contrario, un lobo como sugería Hobbes?

Para Jose, tanto bondad como maldad son conceptos sociales; mientras que Sagrario tiene claro que el hombre es egoísta y endemoniadamente libre. Sin embargo, aquí se generan algunas discrepancias, ya que no tod@s están de acuerdo con las dos partes de esta afirmación. Mónica se adhiere a la segunda parte, mientras que Luisa apunta que las personas sí somos egoístas; por el contrario, libres no nos dejan ser. Álvaro va más allá y comenta que no se puede llamar libre al ser humano, ya que para ello se necesita moral; y el hombre, carece de ella, pues a su juicio, es amoral[1]. Pero, ¿creen ustedes que no decidimos realmente el hecho de obrar con bondad o maldad? Un ejemplo que se volvió bastante recurrente en este Café fue el del medioambiente, hacia el cual parecemos sentir un deber de respeto. ¿Es un impulso a respetarlo o una norma de respeto exigida?[2] ¿Respeta el ser humano el medioambiente porque lo considera valioso o por una mera conservación? Si no dependiéramos del mismo, ¿lo respetaríamos? -nos plantea Iván. Luisa nos sugiere que sentimos un respeto a la naturaleza con respecto a la gente; a lo que Iván replica que el ser humano respeta lo que necesita. No obstante, para Sagrario existen más motivos, como el amor a lo bello, lo cual hace respetar la naturaleza o los animales que nos generan un sentimiento estético agradable. Mónica apoya este argumento basándose en el deseo de conservación de lo que nos gusta. Es entonces cuando Iván nos plantea la cuestión acerca de por qué el humano, único ser capaz de admirar lo bello, es también el único capaz de destruirlo por mero placer o voluntariedad. Quizás sea por la impotencia que genera, como dijo Mónica, el hecho de sentirnos insignificantes ante ciertos escenarios naturales. Sin embargo, José nos recuerda que existen también ciertos animales, como los monos, que zarandean los árboles por mera diversión. Y Elena hace hincapié en la palabra “decidir”, puesto que el hombre decide el trato hacia la naturaleza, capacidad que los animales no poseen.

Pero, ¿acaso nacemos con ese sentimiento de lo que está bien y lo que está mal? ¿O nos guiamos por normas, por el modo en que hemos sido educados, etc.? Se trató también en el Café la acción de matar, la cual resultó, cuanto menos, polémica. Y mientras Álvaro decía que a él le habían enseñado lo que significaba matar, con las consecuencias que ello implica; Mónica aseguraba que ella no mataría a nadie ni aunque nunca hubiera sido educada para saber que esto no está bien. ¿Pero cómo podemos estar tan segur@s de que obraríamos de un modo u otro sin una educación previa si esa educación ya la hemos recibido? Álvaro hace un matiz, y es el hecho de matar “por placer” o “por necesidad”. Es natural que el ser humano no mate a nadie por placer -nos comentaba Álvaro; pero si un hombre una mujer tiene que matar por necesidad, y aún así no mata, es porque se les ha enseñado a obrar de tal modo. Iván pregunta si la empatía juega algún papel. Mónica tiene claro que sí, que vemos el derecho a vivir de l@s demás porque nos sentimos en una relación de semejanza con  ell@s. Sin embargo, Álvaro ve la noción “derecho” muy artificial. E Iván, a su vez, no cree que la empatía esté relacionada con la comprensión de derechos, sino también con el aprendizaje. Nos han enseñado a obeder; y existe de hecho un experimento (experimento de Stanley Milgram)[3]. ¿Hastá qué punto puede el ser humano hacer daño por obediencia? A la mayoría nos han enseñado a no hacer daño; pero, ¿y si nos enseñaran lo contrario? ¿tendríamos un poder de decisión con la moral suficiente como para rechazar esta doctrina?

Y pongámonos en niveles mucho más tempranos al homicidio. ¿Nunca habéis sido conscientes de estar dañando a alguien con un comentario, o con un gesto? Hay múltiples formas de hacer daño por placer, y de hecho las experimentamos cada día, ya sea de manera activa o pasiva. ¿Quién no ha matado a una pequeña hormiga años atrás? ¿o a una araña? ¿no es sino esto matar por placer? ¿Hace eso malo al ser humano? La empatía, por tanto, es algo que también hay que ir aprendiendo con el tiempo. Luisa añade que, además del aprendizaje, influyen mucho las circunstancias de cada un@, pudiendo más el contexto que el sujeto, lo cual desencadena, como apuntó Sagrario, en el problema de la banalidad del mal. Y no sólo del mal, sino también de la opresión. El ser humano, como ser pensante, es capaz de generar mecanismos de despersonalización. Luisa hizo referencia a la sociedad en que vivimos; una sociedad encaminada a hablar cada vez más de valores, pero también a practicarlos menos. Muchas instituciones hablan y hablan... pero sólo importan los fines, si se han logrado o no. Todo se convierte en medible, incluso las personas... y a través de las personas... El ser humano, nos cuenta Iván, es capaz de llegar a tratar a la persona como una no persona, pero necesita traquilizar su conciencia, por eso habla de valores...

Y si queréis seguir indagando sobre la bondad o maldad del ser humano en una tarde amena de Filosofía, os recomiendo un acercamiento a Erich Fromm mediante su obra El corazón del hombre y una bellísima película Pena de muerte para así poder seguir con esta agradable tertulia en nuestro blog. Gracias a tod@s por asistir.

Resumido por María Tardón Vigil



[1] Puede encontrarse la definición de “moralidad” con la que trabajamos en el Café en el libro de Adela CORTINA: Ética sin moral. Tecnos. 2010. p. 153

[2] “Sin la percepción de un valor, sin experimentar algún elemento como valioso, no hay motivo por el que el individuo deba seguir un principio”. Op. Cit. p. 208

[3] Esta idea surgió con el juicio a Adolf Eichmann. http://www.kindsein.com/es/20/2/471/



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